EL DESCONTENTO DE LOS RESIDENTES ES SOLO ECONOMICO?
Es necesario un cambio en la
formación médica?
Dr. Jorge O. Galíndez*
Bien sabemos
de la natural resistencia “al cambio” que naturalmente todos tenemos.
Salir de
la zona de confort, como se dice ahora, nos enfrenta al
desafío de modificar lo habitual y conocido y trasladarnos a un
nuevo terreno que nos reta a convivir con situaciones consideradas inicialmente, al menos, inciertas.
Cambiar se
complica aún más sí estamos convencidos que lo que hacemos es lo mejor y que ha
sido realizado por décadas con
todo éxito.
Específicamente
me refiero a la formación de posgrado de profesionales a través de las
residencias médicas.
Observamos
con atención los crecientes y justos reclamos de mejores remuneraciones. Sobre
ello no me voy a extender porque obviamente me sumo a ellos pero,
debo decir, no son el motivo de estas reflexiones.
Creo
interpretar que hay, además, otros móviles
incluso más profundos que deberíamos saber “escuchar”.
Hago énfasis
en esta palabra porque en este caso como en tantos otros que afectan a terceros
estamos habituados a dar nuestra propia opinión, seguramente muy bien
intencionada, cuando nuestro primer deber es el prestar extrema atención a los razones que lo
subyacen.
Sólo unos pocos días antes del inicio de los
conflictos, Decanos de Medicina de todo el país se reunieron para evaluar la
actual situación de la educación en el área
y “los desafíos más
acuciantes que presenta la enseñanza de la medicina”.
Debatieron
sobre la necesidad de equilibrar la educación teórico-práctica, jerarquizar
los conocimientos a través de la evaluación de los egresados, promover el
acceso a pasantías para los médicos en formación, introducir materias
humanísticas en las carreras de grado y avanzar hacia la recertificación
que garantice una correcta formación de los egresados.
Nada
se dijo ni se previó en ese momento sobre lo que en pocos días generaría una
alerta a todo el sistema de salud.
La
falta de postulantes a las residencias se transformó en un fenómeno
generalizado a nivel nacional con epicentro en algunas especialidades llamadas críticas.
Desde
mi punto de vista no se los ve a los médicos en formación expresar sus reclamos
en consonancia con las conclusiones del conclave de las autoridades universitarias o viceversa los
decanos no tomaron debida nota de lo que estaba pasando en sus posgrados.
Un porcentaje no despreciable de
residentes no están satisfechos con la formación que reciben y expresan
primariamente que se deben habitualmente a lo difícil de las relaciones entre
pares, en un ambiente hostil y muy competitivo,
la ausencia o escasa presencia de tutores que los supervisen, el maltrato que
suelen recibir de superiores y muchas veces, porque no decirlo, de pacientes y
familiares que les provocan una alta presión asistencial que a su vez repercuten
negativamente en sus actividades académicas.
Los más rigurosos también hacen hincapié
por las pocas facilidades que se les brindan para realizar actividades en el
campo de la investigación, lo que hoy
llamamos Medicina Traslacional.
Empezar a escuchar y tomar realmente en
cuenta las expresiones de los residentes no supone perder la mirada crítica
sobre el contenido de sus demandas y también exige no caer en la tentación
demagógica de buscar una respuesta complaciente que sólo sirva para desactivar
reclamos nivelando para abajo y reduciendo las exigencias imprescindibles para
la correcta formación de aquellos que en el futuro serán responsables de la
salud de la población.
Cierto es que no todas las residencias son
iguales y que en muchos casos las actividades se realizan en un medio amable,
de buen trato, cuidados por sus docentes, con alto nivel académico que son un
ejemplo a imitar y donde, reflexiono, nunca tendrán problemas para completar
sus cupos ya que los jóvenes profesionales al interrelacionarse en éstos
tiempos, fuertemente a través de las redes sociales, los jerarquizan y
promueven.
Sin
desconocer que un incentivo importante para atraer residentes es el sueldo que
van a cobrar, aquellas entidades que no están en condiciones de ofrecer una
remuneración lo suficientemente atractiva son la que más deberían estar
ocupadas en mejorar el resto de las condiciones no financieras que sí pueden
manejar, como la generación de un ambiente de trabajo productivo y motivante con
gran estimulo a la investigación y el crecimiento académico y profesional.
Los autoridades universitarias y los
docentes de los posgrados debemos reflexionar sobre esta situación, aprender de
aquellos que se han adelantado a los
cambios, e incentivar mejores respuestas sí no queremos encontrarnos en un
corto plazo con muchas más vacantes no cubiertas que alterarán finalmente todo
el sistema de salud público privado.
*Jefe del
Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón de Grandero Baigorria
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