viernes, 18 de junio de 2021

 


EL FUTURO DE LA OBSOLETA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

UNA NUEVA OPORTUNIDAD QUE DEPENDE DEL G7

 

Dr. Jorge O. Galíndez*

Cuando un simple pinchazo en el hombro podría evitarlo, la tan temida posibilidad de la muerte que el Coronavirus provoca, nos obliga a reflexionar  seriamente sobre la necesidad de generar e impulsar un nuevo orden,  una  nueva organización de alcance global que brinde  respuestas más  rápidas, más efectivas y  más contundentes que modifiquen substancialmente  las calamidades sufridas por la humanidad en su conjunto en cada rincón de nuestro planeta.

Ejemplos sobran de las medidas insuficientes adoptadas ante la emergencia por países mejor preparados que nosotros como así también de la manifiesta desorientación de la clase política y académica ante los desafíos de la pandemia.

¿Quién no ha percibido que la Organización Mundial de la Salud no ha estado a la altura de las circunstancias desde el mismo inicio de la pandemia?

Cuando la situación era todavía controlable fue notoria su lenta respuesta a los acontecimientos, plasmada en los inaceptables retrasos en reconocer que la transmisión viral era posible entre humanos y también lo fue en la dilatación en declarar la Alerta Sanitaria Global demorando así el cierre de fronteras y la suspensión del tráfico aéreo que tantas vidas hubieran ahorrado.

En las más altas esferas del poder político internacional las respuestas que se encontraron para explicar éstos y otros desatinos, como fue  la demora en enviar con más rapidez expertos para investigar el controvertido origen del virus afirmaban  que las máximas autoridades de la OMS  estaban firmemente alineadas con las posiciones chinas desde mucho antes de la pandemia.

¿Qué  duda cabe que ante esta reprochable situación de sospecha generalizada los países miembros se sintiesen   a la deriva y  obligados a tomar difíciles decisiones en soledad careciendo de la guía y el respaldo que la OMS debió  significar?

Con la mirada puesta en el futuro  se plantea hoy la creación de una Convención Mundial de Seguridad en la Salud Pública que debería constituirse en  referencia insoslayable para una acción colectiva, unificada,  respaldada y apoyada por todas las naciones.

Este nuevo “Gobierno Mundial en relación a las Pandemias” ha sido pensado como una institución independiente de toda influencia,  con capacidad de respuesta objetiva, rápida, y fundamentalmente, con financiación propia y sustentable que le permita superar ágilmente los obstáculos que las paquidérmicas burocracias y los intereses políticos contrapuestos históricamente han generado.


 

Es de esperar que durante las reuniones  técnicas posteriores al G7, se produzcan decisivos avances en la reorganización de los Sistemas de Salud Globales especialmente en lo que respecta a Emergencias y Catástrofes contribuyendo de esta manera,  a evitar la repetición de situaciones tan dramáticas y oscuras como las vividas, y prepararnos para afrontar los nuevos desafíos con una visión multidisciplinaria, multicultural,   unánimemente aceptada,  respetada y alejada de toda sospecha.

Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón, de Granadero Baigorria.