domingo, 29 de agosto de 2021

 

Es momento de activar la 3ra DOSIS para los trabajadores de la salud.

Las máximas autoridades sanitarias de los Estados Unidos publicaron una preocupante resolución que asegura que la protección disminuye con el tiempo y las nuevas variantes

Dr. Jorge O Galíndez*

Todos recordamos que fue durante los primeros meses de este año que  comenzó en nuestro país la vacunación y que fueron los trabajadores de la salud más expuestos los primeros en recibir la vacuna de origen ruso, Spuknik V.

Este proceso funcionó aceitadamente y pronto la mayoría de aquellos que decidieron vacunarse completaron el esquema con su segunda dosis.

Como sabemos, los resultados han sido ampliamente satisfactorios en seguridad y eficacia reportándose muy pocos casos de infecciones en el sector y muchos menos aquellos con características severas.



Estar frente a  un enfermo ya no es tan grave y el riesgo de contagio junto al inevitable stress se realiza  con mucha menor presión comparado al año anterior donde sólo se contaba con una compleja vestimenta como única defensa ante el virus.

Todos recordamos con respeto a aquellos que  con valor y heroísmo ofrendaron su vida para cuidarnos.

En esos meses también comenzaron las vacunaciones a las personas de más alto riesgo, fundamentalmente a los adultos muy mayores alojados en geriátricos.

Siete meses después de haber sido inmunizados y ante la conocida presencia de mutaciones con posibilidad de eludir  la protección obtenida, recibimos  con frecuencia la inquietud sobre la duración de la protección, la conveniencia o no de una tercera dosis y la factibilidad cierta de obtenerla.

Yo agregaría unas preguntas más. Porque las máximas autoridades sanitarias dicen que no es el momento de hablar de las 3ra dosis en nuestro país? De no tomarsse las previsiones del caso, podrían llegar a encontrarse los equipos de salud en las mismas condiciones de vulnerabilidad que el año anterior?

Algunas respuestas están surgiendo desde las máximas autoridades sanitarias de los Estados Unidos que recientemente han publicado una preocupante Resolución Conjunta.

La FDA, el CDC y el  NIH han dejado claramente expresado que "la protección actual contra las enfermedades graves, la hospitalización y la muerte podrían disminuir en los próximos meses entre aquellos que fueron vacunados durante las primeras fases del lanzamiento de las vacunas  y que ya existen evidencias suficientes de que la protección contra el SARS-CoV-2 disminuye con el tiempo y la presencia de nuevas variantes virales.  

La conclusión del reporte recomienda con firmeza  “una inyección de refuerzo de vacunas ARNm para maximizar la protección inducida por la vacuna y prolongar su durabilidad  a partir de los ocho meses de la segunda dosis”.

Por otra parte desde el Centro Gamaleya se anunció recientemente,  como consecuencia de la altísima aparición de contagios con Delta en Rusia, que su vacuna es muy eficaz contra la variante Delta pero nada ha dicho, según mi conocimiento, sobre su durabilidad.

Recientemente se ha publicado un estudio argentino realizado en la Fundación Instituto Leloir que asegura que si bien la  cantidad de anticuerpos generados tras la vacunación descienden luego de cierto período, al mismo tiempo se produce un aumento de la potencia neutralizante contra el SARS-CoV-2 original y sus variantes en función del tiempo de recibida la vacuna.

 

El debate ha comenzado y seguramente seguirá. Sólo aspiro que las decisiones que se tomen en nuestro país lo sean en tiempo y forma para que   nuestros equipos de salud y los más vulnerables no sean otra vez los primeros en caer.

Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón



 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 18 de junio de 2021

 


EL FUTURO DE LA OBSOLETA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

UNA NUEVA OPORTUNIDAD QUE DEPENDE DEL G7

 

Dr. Jorge O. Galíndez*

Cuando un simple pinchazo en el hombro podría evitarlo, la tan temida posibilidad de la muerte que el Coronavirus provoca, nos obliga a reflexionar  seriamente sobre la necesidad de generar e impulsar un nuevo orden,  una  nueva organización de alcance global que brinde  respuestas más  rápidas, más efectivas y  más contundentes que modifiquen substancialmente  las calamidades sufridas por la humanidad en su conjunto en cada rincón de nuestro planeta.

Ejemplos sobran de las medidas insuficientes adoptadas ante la emergencia por países mejor preparados que nosotros como así también de la manifiesta desorientación de la clase política y académica ante los desafíos de la pandemia.

¿Quién no ha percibido que la Organización Mundial de la Salud no ha estado a la altura de las circunstancias desde el mismo inicio de la pandemia?

Cuando la situación era todavía controlable fue notoria su lenta respuesta a los acontecimientos, plasmada en los inaceptables retrasos en reconocer que la transmisión viral era posible entre humanos y también lo fue en la dilatación en declarar la Alerta Sanitaria Global demorando así el cierre de fronteras y la suspensión del tráfico aéreo que tantas vidas hubieran ahorrado.

En las más altas esferas del poder político internacional las respuestas que se encontraron para explicar éstos y otros desatinos, como fue  la demora en enviar con más rapidez expertos para investigar el controvertido origen del virus afirmaban  que las máximas autoridades de la OMS  estaban firmemente alineadas con las posiciones chinas desde mucho antes de la pandemia.

¿Qué  duda cabe que ante esta reprochable situación de sospecha generalizada los países miembros se sintiesen   a la deriva y  obligados a tomar difíciles decisiones en soledad careciendo de la guía y el respaldo que la OMS debió  significar?

Con la mirada puesta en el futuro  se plantea hoy la creación de una Convención Mundial de Seguridad en la Salud Pública que debería constituirse en  referencia insoslayable para una acción colectiva, unificada,  respaldada y apoyada por todas las naciones.

Este nuevo “Gobierno Mundial en relación a las Pandemias” ha sido pensado como una institución independiente de toda influencia,  con capacidad de respuesta objetiva, rápida, y fundamentalmente, con financiación propia y sustentable que le permita superar ágilmente los obstáculos que las paquidérmicas burocracias y los intereses políticos contrapuestos históricamente han generado.


 

Es de esperar que durante las reuniones  técnicas posteriores al G7, se produzcan decisivos avances en la reorganización de los Sistemas de Salud Globales especialmente en lo que respecta a Emergencias y Catástrofes contribuyendo de esta manera,  a evitar la repetición de situaciones tan dramáticas y oscuras como las vividas, y prepararnos para afrontar los nuevos desafíos con una visión multidisciplinaria, multicultural,   unánimemente aceptada,  respetada y alejada de toda sospecha.

Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón, de Granadero Baigorria.

 

 

domingo, 30 de mayo de 2021

 

EL VIEJO TRUCO DE NEGAR LO OBVIO.

Una historia más de los “anti”

 


Viendo lo que ocurrió en estos últimos días con el discurso y las reacciones de los llamados grupos “antipandemia”  recordé una experiencia similar que nos tocó vivir durante los primeros años de los noventa cuando la epidemia de sida se extendía por el mundo, y pensé que podría ser de utilidad detallar la forma en que evaluamos y solucionamos el tema en aquel momento

Eran las épocas del avance irrefrenable del virus que producía miles de muertes de jóvenes y niños alrededor del planeta, donde todos los pronósticos eran sombríos, sin tratamientos efectivos,  sin vacunas preventivas y con escasos recursos humanos disponibles que a pesar de todo mantenían la firme decisión de   no abandonar la lucha porque estábamos convencidos que la respuesta científica finalmente llegaría.

En medio de la crisis donde las buenas noticias no existían un periodista del Diario La Capital me llamó por teléfono para invitarme a tomar un café en su casa.

Raro, no era habitual este tipo de convocatoria pero accedí rápidamente facilitado aún más por su dirección, que sin yo saberlo previamente, era muy cercana a mi domicilio.

La tarde de ese mismo día nos reunimos y en forma sigilosa y sin muchos prolegómenos me informó que estaba por llegar a Rosario un “científico” que afirmaba que el virus del sida no existía y que él lo iba a entrevistar.

Sin dudas estaba entusiasmado por la primicia, y quería saber “en off” mi opinión sobre su postura.

Lo cierto es que la nota se publicó y tuvo una interesante repercusión en la ciudad provocando curiosidad sobre cuál sería nuestra respuesta ante las afirmaciones tan expresivas y contundentes de nuestro visitante.

Sabíamos que su capacidad para el discurso basado en afirmaciones indemostrables pero dichas con mucha seguridad nos pondría en aprietos atento a nuestra falta de entrenamiento para este tipo de exposición mediática donde la polémica obligada y la extrema simplificación para el mejor entendimiento de la audiencia sin dudas le serían favorables

Por otro lado estábamos seguros que de una situación semejante sólo habría un único beneficiado, este interesante personaje, que lograría que “la ciencia” lo ponga en igualdad de condiciones al darle identidad y responder a sus dichos.

Sin embargo, no podíamos negarnos a la requisitoria y así lo hicimos.

Nuestra propuesta fue invitarlo a una sesión académica que se realizó en el Aula Magna de la Facultad de Odontología donde no podía contar con sus aplaudidores y abucheadores que lo acompañaban sino que iba a tener que discutir en igualdad de condiciones y con la serenidad que ofrecía el ámbito.

La sesión comenzó con la lectura de su Curriculum que manifiestamente lo incomodó. A quien no, sí ante tanto palabrerío previo en los hechos concretos nada  podía sustentar.

Lo exiguo de sus antecedentes desnudó   al invitado que  nervioso e inseguro apenas pudo responder balbuceante las respetuosas preguntas básicas del auditorio que observaba como su mentada seguridad se transformaba minuto a minuto en desorientación, impotencia y vergüenza.

Su papelón fue tan elocuente que sin saludar se retiró de la reunión y nunca más volvimos a saber de él.

Observamos como de tanto en tanto se repiten similares situaciones, potenciadas ahora por las redes sociales, pero que al final son la misma cosa.

Desafiar lo establecido no está nada mal, pero se desgasta la oportunidad cuando en casos como  el narrado, sólo encontramos  palabras expresadas con firmeza y convicción pero que a la hora de defenderlas con argumentos sólidos en el lugar apropiado, sólo aparecen como  vaguedades sin contenido y alguno que otro inconfesable motivo.

 

 

*Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón.

 

 

 

 

 


sábado, 8 de mayo de 2021

 

EL LADO B DE LOS VIRUS

Dr. Jorge O Galindez*

 


Dicen los expertos que para ganar una guerra es fundamental conocer al enemigo. Gran parte de mi vida los he tenido cerca, estudiado y enfrentado con desiguales resultados; he ganado algunas batallas y he perdido muchas más.


Pues bien, que sabemos de ellos?

Que, muchísimos millones de años antes de que  nosotros lográsemos mantenernos erguidos ellos  habitaban nuestro planeta.

Que, aunque no faltan   teorías al respecto y sí bien ha sido ampliamente estudiado, poco se sabe sobre sus orígenes.

Que, numéricamente hablando, son infinitamente superiores a cualquier tipo de organismo conocido. Aseguran los especialistas   que  convivimos con 10 quintillones (31 ceros) de virus individuales.

Que, desde tiempo inmemorial los coronavirus, por ejemplo, no son más que una de las  infinitas expresiones diferentes de virus capaces de colonizar a todos los habitantes de la tierra tanto del reino animal como vegetal.

Que, son  causantes de enfermedades de variada gravedad desde simples resfríos hasta verdaderas catástrofes sanitarias  que, a través de los tiempos, han generando cientos de millones de víctimas.

Y que hemos aprendido?

Hoy conocemos mucho de su genealogía, su estructura molecular, sus formas de invadir y también algunos  de sus puntos débiles que han permitido a los científicos desarrollar tratamientos y vacunas preventivas con singular éxito.

Ahora bien, la gran pregunta es sí sólo están aquí para provocar el mal o en nuestra ignorancia no hemos logrado entender cuál es su verdadera función en el equilibro ecológico global, y cual su significado en el “Planeta de Virus”, como lo bautizó el genial Carl Zimmer en su exitoso libro publicado allá por el 2011.

Y acá comienza el apasionante mundo de lo desconocido que por décadas me ha motivado a  intentar conocerlos,  desentrañar sus secretos y asomarme a la mayor de las incógnitas como es,  el significado de nuestra vida.

El poder haber comprendido que son ellos  los que “mueven” el ADN entre especies, vaya el ejemplo tan de actualidad del paso de una enfermedad de  murciélagos al terreno humano, ha generado a través de los tiempos las condiciones para que las células de los organismos receptores tomen parte del material genético transmitido y lo utilicen para su propia evolución lo que nos permite deducir que los virus además de los efectos deletéreos que conocemos, en forma indirecta son los que dictan, nada menos que, el “orden general de las cosas”.

Es decir, son ellos los que nos brindan a través de la incorporación de información molecular interespecies la capacidad de modificar nuestros propios genes lo que en definitiva es, sencillamente dicho, el mejoramiento y adaptación de la especie humana a los cambios universales que apenas alcanzamos a comprender.

Esta visión tan diferente a “lo establecido” nos debe motivar a profundizar los conocimientos actuales no sólo  para luchar contra las infecciones sino  para poder  avizorar nuestro futuro como especie y sí somos capaces, prepararnos para vivir en un mundo absolutamente diferente.

*Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón.

domingo, 2 de mayo de 2021

 

 

LA ROTONDA DE AYACUCHO

Jorge O. Galíndez*

El ruido sonó seco, definitorio. Mi esposa, siempre tan atenta a los detalles, no tuvo tiempo siquiera de reaccionar y me miraba sin entender.

Con el envión que le quedaba, nuestro flamante auto que, con tanto sacrificio habíamos comprado, se detuvo humeante en la banquina de la desolada ruta provincial 29; eran las dos de la tarde de un tórrido mes de febrero.

Miré hacia atrás para ver a mis dos hijos de cinco y once años; el más pequeño sonreía vaya a saber de qué y  el mayor al presentir lo que pasaba me preguntaba una y otra vez “Porque paraste Papá? Porque paraste?

Incliné mi cabeza sobre el volante tratando de pensar que hacer, estábamos solos, en un paraje desconocido y vale la pena aclarar. que para ese momento no teníamos idea de lo que era un teléfono celular.

Lleno de angustia, levanté mi vista y vi a lo lejos –quizá a unos mil metros- la bandera amarilla del Automóvil Club Argentino que flameaba orgullosa. Fue para mí como ver un oasis en el desierto.

Luego de dar todo tipo de consejos a los niños y precauciones a mi mujer, me dirigí con paso firme y directo hacía donde me indicaba la salvadora bandera. El calor extremo del asfalto, el silencio y un Ventolín (Aerosol usados por los asmáticos) fueron mis únicos acompañantes durante los interminables minutos siguientes.

Al llegar al pequeño campamento y pese a mi ansiedad, tuve que esperar un buen rato a que el único mecánico a la vista terminara de poner en marcha un viejo auto que me pareció, en ese momento, le pertenecía.

Luego de los saludos le conté lo que nos había pasado y de modo decidido tomó una caja de herramientas y me invitó a subir a su destartalado Dodge Polara.

En pocos minutos llegamos. Por suerte los chicos,  pese al calor agobiante, estaban bien. Intenté, sin éxito, devolver la sonrisa a mi hijo menor.

No sin vergüenza y resignación tuve que aceptar que mi flamante Peugeot 504 fuera remolcado por él,  ahora,  revalorado Dodge.

Ya en el campamento móvil del ACA, levanté el capot del auto y miré esperanzado a mi ocasional “Ángel”,  cuyo nombre ni siquiera conocía. Un rápido vistazo, unas pocas maniobras  con sus manos le bastaron para dar por terminada la revisación y mientras se frotaba las manos para quitar la grasa de entre los dedos, disparó su diagnóstico que sonó en mi cabeza como una explosión! “Está fundido”!! Sin darle tiempo a seguir hablando le espeté con firmeza! “No puede ser!!. El hombre sonrió y mirándome por encima de sus transpirados lentes me dijo “Tenés razón flaco, no está fundido; está refundido!!!!

 Nuestras alternativas no eran muchas, dejábamos el auto allí, en el medio de la nada y seguíamos a Mar del Plata en ómnibus como si nada hubiera pasado o nos volvíamos a Rosario los cuatro,  en el único asiento junto al conductor  que tenía la rústica grúa disponible que podía transportarnos.

Llenos de frustración mi esposa y yo decidimos volver. En fin, luego de veinte hs de viaje íbamos a encontrarnos en el mismo lugar desde donde empezamos con toda alegría y excitación nuestras primeras vacaciones en el mar con nuestros hijos.

Mientras esperábamos la llegada del chofer, nuestra angustia y tristeza no podían disimularse, más aún, al verlos jugar tan alegremente en unas desvencijadas hamacas situadas a la sombra de unos sauces cercanos al puesto móvil.

Fue en ese momento de mayor desconsuelo, cuando nuestros hijos se nos acercaron!!

No estés triste papá!!

“Dios nos rompió el auto porque en aquella curva nos matábamos todos” La frase, textual, dicha en un tono tan seguro y determinante para un niño de cinco años significó el súbito fin de la angustia, para transformar el momento en llantos de alegría y agradecimientos muy difíciles de explicar!

Muchos años después, seguimos recordando ese momento como una vivencia sobrenatural. Inexplicable?

Nunca volvimos a pasar, por la Rotonda de Ayacucho.

 

 

domingo, 28 de marzo de 2021

 

LA EXTRAÑA SENSACION DE SABERME VACUNADO

Dr. Jorge O. Galíndez*


Con manos inseguras abrí el mail enviado por el laboratorio con los resultados de los anticuerpos. Sí bien toda la información disponible me indicaba que iban a ser favorables necesitaba la ratificación escrita, el dato concreto!

Cuando observé la palabra REACTIVO tuve una extraña sensación, difícil de relatar, que expresaba una mezcla de alegría e inmediatamente un gran signo de interrogación! me faltaba todavía ver los análisis de mi esposa para completar la tarea. A decir verdad, los leí más confiado y  con mayor tranquilidad  pude observar otra vez la mágica palabra, REACTIVO.

La pesadilla había terminado! Habrá terminado?

Ha pasado más de un mes de mi segunda dosis y todavía estoy tratando de acostumbrarme a eso de “estar vacunado”. Mi vida no ha cambiado demasiado respecto al último año, sigo usando barbijo, trato de mantener el distanciamiento, no salgo mucho pero, eso sí,  no me privo de abrazar y besar a mis seres más queridos de los cuales he percibido la emoción irrefrenable que nos invadió  la primera vez que nuestros cuerpos volvieron a acercarse.

Sin embargo, siento que interiormente el virus ha colonizado nuestras mentes y que nos ha dejado para mucho tiempo la  indisimulada desconfianza hacia “los otros”. Vayan como ejemplos nuestra postura hacia alguien que se nos acerca demasiado, tose esporádicamente o simplemente lleva el barbijo en forma descuidada.

Cómo explicar una charla con un colega, también vacunado, a quien saludé con un choque de puño y donde ambos nos mantuvimos distancia y con barbijo mientras duró la reunión. Tiene lógica?

 

Pero no se trata sólo de una sensación personal. Ocurre que pocas veces en la historia de la humanidad se ha visto tamaña situación de desigualdad donde cientos de miles de personas se encuentran en serio riesgo de enfermar gravemente conviviendo con un minúsculo grupo que, por distintas razones, ya superaron esa instancia.

Otra vez, como en los años ochenta cuando atendía a los primeros infectados de HIV en Rosario, la vida me enfrenta a situaciones donde no hay libros que leer ni maestros para consultar. Esta nueva normalidad tan cruel  de saber que  “yo estoy vacunado y vos no”  me obliga a una profunda meditación en búsqueda de una respuesta que la sociedad empieza a necesitar para poder aceptarla y yo siento el deber de encontrarla.

 Por ahora sólo sé que mi condición de “vacunado” en nuestro país es  hoy por  hoy un verdadero  privilegio de unos pocos y eso crea en mí una mayor responsabilidad y una íntima necesidad de comprender y asistir a aquellos con los que diariamente convivo  que todavía esperan ansiosos la definitiva respuesta que, a mi manera de ver, ya está tardando demasiado en llegar.

Finalmente debo decir que me reconfortan las  cada vez más frecuentes evidencias publicadas sobre los excelentes resultados obtenidos en vacunas alrededor del mundo -sirvan como ejemplo  las publicaciones de la revista The Lancet sobre la fuerte respuesta humoral y celular de las vacunas y que corrobora JAMA (Journal of the American Medical Association) en un reciente artículo con similares resultados.

Sin embargo cada vez me convenzo más de que  esa vieja y querida “normalidad”, no ha de volver por mucho tiempo y que aunque así fuera  no estoy seguro ya de poder disfrutarla.

De algo no tengo dudas, no es tiempo de mirar atrás, un mundo nuevo nos espera, allá voy!!

*Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón

 

 

 

sábado, 6 de marzo de 2021

 

¿Porque se encontró una vacuna COVID-19 tan rápidamente y para el VIH no?

*Dr. Jorge O. Galíndez

 


Muchos nos preguntamos cómo es que en un año tenemos una vacuna contra el COVID 19 y luego de más de treinta de pandemia por el VIH, no?

Conocemos que ambos virus colonizaron previamente a seres vivos no humanos pero el “salto” a nuestra especie del VIH fue hace cien años -aunque su expansión fue detectada en los años 80 del siglo pasado- mientras que el del COVID 19 fue hace poco más de 12 meses.

Esto nos deja una primer enseñanza sobre la capacidad de este último de haber aprendido muy rápidamente el cómo desplazarse entre nosotros, contagiar y en muchos casos destruirnos.

Ahora bien, cuales son otras diferencias fundamentales entre el SARS-CoV-2 y el VIH?

En ambos casos, cuando ingresan a nuestro organismo son detectados y se produce el desarrollo de anticuerpos pero en los primeros éstos alcanzan, en su gran mayoría, para desarrollar la necesaria inmunidad llevando a la curación y detener el contagio en poco tiempo mientras que los del VIH son escasos e insuficientes para evitar la transmisión a otras personas durante muchos años.

Un tema todavía no debidamente aclarado es que respecto a la evolución clínica hoy nos resulta claro prever los pasos que seguirá la infección por VIH mientras que cuando alguien contrae el SARS-CoV-2 nunca tenemos la certeza de lo que pasará en los próximos días.

Respecto al desarrollo de vacunas, Sin ánimo de complejizar evitaremos las diferencias estructurales y de funcionamiento de ambos virus pero diremos que la integración del VIH al código genético de la célula humana lo hace mucho más inaccesible a su detección y destrucción y que su gran capacidad de mutación impide a los anticuerpos neutralizantes naturales abarcar todas las posibilidades de anularlos a todos y en consecuencia protegernos.

Es también de importancia fundamental entender que además de los anticuerpos nuestro sistema inmune consta de células blancas que complementan la acción de los primeros y que en el VIH tienen un comportamiento mucha más complejo y todavía no totalmente dilucidado pese a los constantes avances.

En VIH, los trabajos actuales se dirigen a producir anticuerpos “ampliados” que sean efectivos a la mayor cantidad de variables posibles.

La gran pregunta que todos nos hacemos es sí se ha invertido lo suficiente en el desarrollo de vacunas contra el VIH. Sabemos que se han destinado  alrededor de mil millones de dólares en su investigación. ¿Es mucho o es poco? Sólo podemos decir que significa el 5% del presupuesto global destinado al VIH por la OMS**

Seguramente no tendremos una vacuna en el corto plazo pero estamos muy entusiasmados con dos grandes estudios masivos que es de esperar nos aporten los resultados por tanto tiempo esperados.

*Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón

** UNAIDS FEBRERO 2021 Dr.Peter Godfrey-Faussett.